Para ser fiel a mi
historia en este Templo comenzaría por la primera vez que yo estuve delante de
esta imagen de la Virgen de la Caridad.
Con 17 años vine con mi
padrino a la Restauración de la corona de la Santísima Virgen en el año 1955.
En aquellos momentos yo
atravesaba unas fuertes dudas para decidir mi vocación. El ser Sacerdote era
uno de los caminos que yo barajaba al terminar mi Bachillerato.
Debo confesar que al
pasar la Virgen de la Caridad por donde yo me encontraba en los Héroes de
Cavite me crucé con su mirada y sentí que me decía que siguiese a su Hijo en la
vocación sacerdotal.
En el mes de septiembre
de 1955 yo marchaba al Seminario Mayor de San Fulgencio. El 16 de junio de 1962
era ordenado sacerdote por el Obispo D. Ramón Sanahuja y Marcé.
Después de pasar por
Cehegín, Molina de Segura y Los Martínez del Puerto en el año 1973 me vine a
Cartagena donde vivo actualmente.
No sé cómo llamarlo, pero
cuando el Sr. Obispo D. Manuel Ureña me llamó para pedirme que me viniese de
Rector a esta Iglesia de la Caridad, pensé que nuestra Madre quería que lo que
había decidido empezar junto a Ella, lo terminase también junto a Ella.
En el año 2004 fui
nombrado Rector de la Iglesia de la Caridad.
Yo había estado muchos
años en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (San Diego) y tenía un gran
cariño por esta ciudad. Unos pocos años antes había sido nombrado Hijo adoptivo
de Cartagena y ese mismo año Cartagenero del año 2004.
Y junto a ser Delegado
episcopal de Caritas en Cartagena continué dedicado al tema de los diversos
Proyectos de Caritas y promoviendo la formación de un gran voluntariado que
atendiera esos Proyectos que tenían como interés no solo la labor asistencial
sino también promocional, de acercamiento a las personas en exclusión para
intentar ayudarles a salir de su angustiosa situación y lograr una vida más
humana y más digna.
El nombramiento por el
Papa Benedicto XVI de Basílica a nuestra Iglesia colmó una gran ilusión que yo
tenía desde que llegué a la misma como Rector.
En la Basílica intento
cuidar la Eucaristía, el centro y razón de nuestra fe. Para ello atendemos los
Jueves Eucarísticos; preparamos con sumo esmero y cuidado los cultos dedicados
a la Santísima Virgen y formamos un Voluntariado, incluidos Ministros de la
Comunión para atender a los enfermos del Hospital de la Caridad; un buen numero
de matrimonios dirigen una Escuela de Padres y atiende los Cursos de
preparación al matrimonio.
También intentamos
recibir con especial interés a los Grupos y personas que vienen a visitar a
nuestra Virgen.